El cáncer te obliga a analizarte, a reconocerte en tus cambios, a transitarte de otras maneras, a cuidarte incondicionalmente y a seguir adelante sin garantías. Esto da mucho miedo, es un viaje hacia lo nuevo, hacia lo desconocido, es un baile de transformación que nos despoja de cualquier vestidura, que nos deja calvas, desvalidas, sin fuerzas ni dirección.
Y luego toca seguir, toca envolverse en una misma y respirarse, y respirar el miedo, y construir desde adentro un nuevo ser que tenga las alas más brillantes, la mirada más limpia, los pies más firmes, el corazón más abierto y el deseo de asomar la cabeza para comenzar una nueva vida. El proceso es lento, doloroso, titubeante. A veces retrocedemos en el miedo, nos refugiamos en él como si fuera nuestra casa, pero siempre hay que salir, sacar un pie, una mano, un brazo, el alma entera armada de valor, y echar a volar.
La vida no ofrece garantías para nadie pero las que hemos pasado por una metamorfosis sabemos que lo único importante es atreverse y volar alto, aún con las alas rotas, y no mirar atrás. Cuanto más alto volamos más esperanza damos a las que todavía están luchando con el miedo en tierra.
Nunca dejaremos de tener miedo pero las vistas desde arriba son mejores, el viento en la cara aligera nuestra carga, el sol calienta las alas y el horizonte acompaña nuestro vuelo.
Hoy, día mundial del cáncer de mama, quiero dedicarle este vídeo a quienes han pasado por alguna metamorfosis del cuerpo o del alma. Salud!!!
Vídeo: Gerardo Yllera / Música: Joan Martorell / Coreografía: Francesca Sorrentino / Intérprete: Paloma Mozo
