Si eres pareja de alguien que está pasando por un proceso de cáncer, se te abre un mundo de oportunidades: salir corriendo, hacerte el valiente y quedarte cuando en realidad quieres irte, quedarte a medias e incordiar en lugar de ayudar, madurar y ser un soporte para tu pareja, pendulear entre una cosa y otra... En fin hay tantas opciones como momentos y todas son válidas porque son humanas. Lo único que te digo es que hagas lo mejor que puedas, y que pienses que tu pareja probablemente está mucho más asustada que tú y necesita un punto fijo al que agarrarse de vez en cuando en medio de la tormenta. No es mala cosa aprender a ser un puerto seguro o, cuando menos, una boya en medio del mar encrespado, si consigues serlo para ti mismo lo serás también para tu pareja.
“Hay tantas opciones como momentos y todas son válidas porque son humanas”.
En cuanto a la persona en proceso de cáncer, solo puedo decir que la vida es un baile. Pasamos del vals al heavy metal en cuestión de segundos y necesitamos plantar bien los pies para seguir el ritmo. Es cierto que tener una pareja de baile que sabe cuándo tiene que soltarte y cuándo sujetarte ayuda a que el baile sea más divertido pero siempre puedes bailar tú solo porque al final todo depende única y exclusivamente de uno mismo. Todo irá bien si mantienes el equilibrio.
“Pasamos del vals al heavy metal en cuestión de segundos y necesitamos plantar bien los pies para seguir el ritmo”.
Con esto no le estoy quitando valor a la pareja, al contrario, me encanta estar en pareja, disfruto estando en pareja. Son maravillosos esos momentos en que el amor que sentimos hacia otra persona deshace los límites de la materia y nos unifica con el universo. Solo digo que el cáncer nos confronta inevitablemente con el espacio vacío de la existencia y con la necesidad de cultivar el amor sobre todo hacia nosotros mismos. Feliz día de los enamorados.